13.7.11

Mechones Rojos

Aun a veces, en noches de lluvia y compañía canina, dejo la concentración a lado, me siento en posición de loto con mis piernas cruzadas y permito que las conexiones subneurales de la materia gris disminuyan y descansen, suele suceder que en aquel punto dudoso, aquel que no se sabe si existe o no en la periferia de mi ojo izquierdo, veo como tu cabello rojo sangre se acerca y una voz que no conozco por separado pero si como combinación me dice.. Por pendejo... Pendejo yo?

Intento concentrarme en definir lo real de lo irreal, la existencia de la imaginación, mientras veo como la pequeña hebra de cabello sangre se convierte en un mechón, luego en un busto sin rostro y termina como la perfección en el espacio que solía ser negro en la periferia de mi ojo izquierdo, en el lugar donde estoy seguro solo lo subjetivo existe, compartes este espacio con mis sueños, mis miedos y Elvis el rey.

Después de tanto tiempo, esfuerzo y ganas, he logrado borrar el recuerdo de tu sexo, tu cara, tu perro y nuestras noches de desvelo y sudor. Te despedí con el sol en la cara, un abrazo flojo y un beso amargo que luego, y aun mientras escribo, me causa acidez y melancolía... ya te deje de pensar cuando me despierto pero a veces me visitas cuando duermo, con tu cabello rojo sangre en la periferia, pero las noches ya no me traen tus gemidos ahora ajenos que antes solía disfrutar tan cerca de mi oído con tu cuerpo sobre el mio, tus palabras ya no juegan con el eco de mi subconsciencia... gracias a los dioses.

Serás reconocida por mis voces mentales como musa muerta o pájaro que ya no quizo volar, estas voces a veces síntomas de esquizofrenia o locura, a veces apoyo moral incondicional, pero sin duda compañeras de vida que te han catalogado como pasado, sos una de las que tomaron, conquistaron y destrozaron el área de mi cerebro que se encarga de identificar y nombrar emociones, amor, lujuria, deseo, necesidad; y cuando mi cuarto se llena de humo o la mente se niega a detenerse, te veo bailar con tus compañeras desconocidas unas de otras, todas pelo rojo sangre, todas en la periferia, todas en el ojo izquierdo.

Se me acaba el papel azul milimetrado y los ojos se cierran, justo antes de cerrarlos en la periferia, te dijo buenas noches a ti y a tus amigas que bailan con mechones rojos sangre.

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